Nuestro colegio ha desarrollado sesiones formativas para que nuestros educadores contribuyan a generar entornos seguros que garanticen el bienestar de los estudiantes

Las obras educativas de Maristas Mediterránea han completado la formación prevista en materia de protección de la infancia y la adolescencia, unas sesiones que se han ido realizando en todos los claustros de nuestra Provincia desde que comenzó este 2021 y que se han desarrollado tanto en los colegios de España, como en los de Italia y Líbano.

Esta formación, que está programada e impulsada por el Equipo de Acompañamiento ‘Buscando el Bien de los Menores’ (EABBM), ha sido diseñada y desarrollada fundamentalmente por los Equipos de Orientación con el apoyo de los Equipos Directivos de los centros escolares. Los objetivos fundamentales que persigue son los de transmitir que la protección de la infancia y adolescencia es un tema nuclear para la Institución Marista; sensibilizar sobre la realidad del maltrato y abuso sexual en la infancia y adolescencia; concienciar sobre la importancia de la prevención y nuestro papel en el centro educativo; presentar la propuesta de tutorías desde Primaria a Bachillerato; y conocer las dos sesiones de tutoría de tu grupo-clase para desarrollarlas con serenidad y confianza.

Estas actuaciones se corresponden con el escenario #SomosEntornoSeguro de nuestro Plan Estratégico y tienen como principal motivación lograr esa seguridad y confianza en todas nuestras obras. Tal y como decía el H. Provincial, Juan Carlos Fuertes, en nuestra Asamblea, se trata de un “tema nuclear” en el que la institución se juega su credibilidad. A este respecto, la protección de los menores en Maristas conecta directamente con la encíclica “Laudato Si” y con la prioridad de “cuidar a las personas” fijada y cultivada por Maristas Mediterránea.

En nuestro colegio, la sesión formativa del claustro tuvo lugar el 14 de abril, y durante las semanas del 19 y 26 de abril están teniendo lugar las tutorías con nuestro alumnado.

Además de otorgar recursos a los educadores, se persigue la idea de situar al niño, niña o joven en el centro; y, como Institución Marista, para ello tenemos que también proteger su seguridad de forma explícita, velar por su bienestar y darles herramientas para detectar indicios de abuso y desarrollar su propia autoprotección. En este sentido, el plan de formación incluye sendas actuaciones sobre y con el propio alumnado y las familias, éstas últimas porque son un agente multiplicador de todo lo que se realice en pro de los menores y, a estos, porque son los protagonistas.

Así pues, se enseña que los niños y jóvenes que hayan pasado por un programa de prevención del abuso sexual deberían ser capaces de “Recordar, Reconocer, Rechazar y Relatar” (como conceptos básicos y principales) y que los programas de prevención deben procurar que los niños hablen del programa y de los conceptos enseñados con sus familias y así los hagan participar. Al tiempo, otro concepto, en esta línea, es el de “Tolerancia Cero” contra el maltrato, que instauramos en nuestras obras y toda nuestra institución en general, y debería estar extendido en toda la sociedad.

Se trabaja para que sean los educadores de referencia de los niños, niñas y adolescentes quienes desarrollen los contenidos, con la formación previa adecuada, por varias razones, como la posibilidad de dar una continuidad a lo largo de todo el curso a los contenidos que se trabajen; por ser figuras afectivas de referencia constantes en la vida de niños y niñas. De esta forma, si afrontan una situación de riesgo más adelante, y no precisamente en el momento en que se imparte el programa, se facilita su posibilidad de revelación; y también por la posibilidad de contacto y trabajo conjunto entre las familias y los educadores a cargo de cada niño, niña o joven.